Considerando que la arquitectura acompaña, posibilita, o bien, limita, excluye, este trabajo estudia los espacios donde funcionan las bibliotecas populares de Paraná. Se plantea la hipótesis de que una arquitectura móvil, desplazable, migrante, posible de ser autoconstruida, podría dar respuesta a las necesidades espaciales de las mismas, a la vez que permitiría vivenciar otros tipos de apropiaciones, intercambios y construcciones colectivas–comunitarias. 

Este artículo, enmarcado en las tareas investigativas actualmente en desarrollo pertenecientes a la tesis de grado denominada «Bibliotecas populares para la construcción de sentidos. Arquitectura móvil como posibilitante» (FADU, UNL),[1] plantea una reflexión respecto de los espacios que acompañan las propuestas de las bibliotecas populares de escala barrial en la ciudad de Paraná, Entre Ríos. Se indaga en la idea de que la arquitectura móvil podría dar respuesta a las necesidades de estas instituciones que vencen las barreras presentes en los espacios que logran gestionar para el desarrollo de sus actividades. Transgreden esas limitaciones en su funcionamiento cotidiano y, también, al desplazarse, expandirse en el territorio: salen del barrio donde se originan y generan intercambios en otros barrios, en la ciudad, y por fuera de la misma. La participación en la experiencia «Feria tramando historias, lecturas en comunidad» desarrollada en Los Conquistadores, Entre Ríos, en octubre de 2021 ha producido una revisión de algunos supuestos de partida de la investigación.

Las bibliotecas populares en Entre Ríos y en Argentina aportan a la construcción de nuevos sentidos fomentando la lectura como derecho. Esto es particularmente relevante en sectores donde las propuestas culturales estatales y los equipamientos públicos que dan respuesta al hábitat social suelen ser escasos. Allí surgen bibliotecas populares comunitarias procurando construir ciudadanía y producir colectivamente el hábitat, en busca de mayor justicia socioespacial. Esto último no es de menor importancia si se considera la liquidez y fragilidad de la condición contemporánea, regida por el capital y los intereses individuales.

SOBRE LAS BIBLIOTECAS POPULARES EN ARGENTINA Y PARANÁ

En 1870, con la sanción de la ley 419 propiciada por Domingo F. Sarmiento, se crea en Argentina la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (CONABIP), organismo estatal dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación. La entidad surge con el propósito de fomentar la creación y el desarrollo de bibliotecas populares como medio para difundir el libro y la cultura. Estas instituciones, que existen hace más de 150 años en nuestro país, se diferencian de otras bibliotecas públicas por ser creadas, gestionadas y financiadas por la propia comunidad, es decir que surgen desde la necesidad manifiesta en el territorio, a partir de intereses que se vuelven colectivos, y se sostienen por la autogestión.

El trabajo realizado por Castillo Atienza, Un análisis del papel actual de la Biblioteca Popular en Argentina como agente promotor de transformación social, destaca de las bibliotecas populares su capacidad creadora y organizadora de la sociedad civil en pro del bien común, las menciona como ejemplo de solidaridad, cohesión social y democratización del acceso a la información. Además, para la autora, «la biblioteca populares [es] entendida como una agencia de educación para las masas, complementaria de la escuela». Puede añadirse que también complementa servicios sociales y culturales, desempeñando un rol social importante en «un país con grandes desigualdades económicas y sociales, que ha sufrido periodos de dictadura y censura, que posee una población multicultural formada por olas de inmigrantes (…) y por sus pueblos originarios que han sufrido el genocidio y la invisibilización durante años y que siguen “excluidos” hoy día» (Castillo Atienza 2012).

En la ciudad de Paraná existen actualmente siete: Biblioteca Popular de Paraná (en el centro administrativo –distrito urbano central comercial UCC–), Biblioteca Caminantes (en barrio Los Gobernadores, al sureste de la trama urbana –distrito UR7–), Biblioteca Nora Cortiñas, Biblioteca Colibrí, Biblioteca Pedro Lemebel (en barrio San Agustín, al suroeste del municipio –distrito urbano residencial UR5–), Biblioteca Los Aromos (junto al Centro de Atención Primaria Arturo Illia, al sur del distrito UR3), Biblioteca popular y costurero Laura Vicuña (en barrio Los Arenales, al norte de la ciudad en el borde costero –distrito URT).

Interesa mencionar la diferencia de configuraciones, usos y apropiaciones entre la Biblioteca Popular de Paraná, de escala urbana, y las demás bibliotecas mencionadas, de escala barrial. La principal distinción radica en la condición histórica de la primera, fundada en 1873, con edificio propio desde 1910. El mismo, proyectado por los Arquitectos R. J. Fassiolo y J. Storti en un estilo academicista italiano y declarado en 2006 Monumento Histórico Nacional. Las demás bibliotecas surgieron luego del año 2000 y solo algunas de ellas cuentan con un espacio que ha sido cedido o lo han apropiado, y que en la mayoría de los casos fue construido para responder a usos comerciales o residenciales. Es decir que ven limitadas sus propuestas en la cotidianidad, debido a la falta de espacios propios y adecuados que les permitan mayor libertad y un mejor desempeño de su propuesta. Puede mencionarse respecto de los mismos, la existencia de barreras físicas y simbólicas, materialidades pesadas con límites marcadamente definidos, escasas conexiones entre interior y exterior (visuales y físicas), inexistencia de espacios de transición interior–exterior y de refugio–resguardo en el exterior (patio o plaza). También presentan instalaciones deficientes, problemas de acondicionamiento ambiental, lumínico y acústico, e inexistencia de medidas de protección como sistemas contra incendio.

La presencia de estas bibliotecas en los diferentes barrios resulta fundamental puesto que constituyen espacios de interacción, contención, inclusión y actualización digital; además que conforman una parte esencial del sistema de lectura pública en Argentina (Belinche 2018).

ARQUITECTURA MÓVIL COMO POSIBLITANTE

A fin de tomar contacto con el objeto de estudio de la tesis de grado, se participó de la experiencia «Feria tramando historias, lecturas en comunidad», desarrollada en Los Conquistadores, Entre Ríos, el 1 y 2 de octubre de 2021. Esta propuesta surgió en el marco de las actividades previstas para el recorrido del bibliomóvil (un vehículo con estanterías cargadas de libros en su interior, perteneciente a CONABIP) por Entre Ríos. La biblioteca popular Caminantes de Paraná fue la encargada de gestionar, administrar y proponer los lugares que visitaría el bibliomóvil en la provincia, para lo cual se trabajó de forma conjunta con las bibliotecas populares de cada territorio en la coordinación de actividades.

Luego de haber visitado Paraná, Colón, Concordia, San José, Urdinarrain, Diamante, Ubajay, Villaguay, entre otros destinos, surgió de la Caminantes la intención de que el bibliomóvil pudiera llegar aún más al interior de la provincia, a uno de esos lugares que muchas veces quedan por fuera de las propuestas culturales que se desarrollan en las capitales o centros urbanos más numerosos. Así se definió viajar a Los Conquistadores, hacer llegar el bibliomóvil dependiente de la Nación, pero también montar una propuesta cultural para la comunidad toda, basada en la voluntad de intercambiar culturalmente, de nutrirse en el compartir, de tejer redes y de «tramar historias» en común.

Para esta actividad participaron miembros de la biblioteca Caminantes, la biblioteca Nora Cortiñas y la biblioteca Laura Vicuña de Paraná, en coordinación con la biblioteca popular del Saber de Los Conquistadores, la Intendencia Municipal de Los Conquistadores, la Secretaría de Cultura de la Provincia, un grupo de extensión de la Facultad de Trabajo Social (UNER), dos editoriales de Entre Ríos, vecinos y vecinas de Los Conquistadores, artistas locales, entre otros. La feria, entendida más como de la «lectura» que del «libro», basada en la idea de lo circular, lo rodante, lo múltiple e interconectado, fue fruto de la autogestión y el trabajo colectivo, y tuvo una impronta altamente comunitaria. Las propuestas fueron lecturas libres, individuales y compartidas, actividades dirigidas como construcción de libros objetos y construcción de títeres, talleres dirigidos a adultos y adultas, juegos libres, espacio de fogón, música, feria de libros, entre otras.

La consideración aquí es que, en la oportunidad de esta feria, como en tantas otras, las limitaciones espaciales con las cuales las bibliotecas populares diariamente deben lidiar fueron transgredidas, superadas. El accionar en pos de mayor justicia espacial, surgido del interés que motoriza a estas instituciones, posibilitó el desplazamiento y la confluencia de distintas organizaciones en el interior de la Provincia, en la búsqueda conjunta por tejer lazos, redes, tramar vínculos e historias.

Considerando que la arquitectura acompaña, posibilita o bien limita las propuestas que impulsan y desarrollan las bibliotecas populares barriales de Paraná, se plantea la hipótesis de que una arquitectura móvil, desplazable, migrante, posible de ser autoconstruida colectivamente, podría ser la respuesta a las necesidades espaciales de las mismas.

La arquitectura móvil, como la entendía Yona Friedman, actúa de dos maneras. La primera es por medio de la convertibilidad de las formas y usos de las construcciones (posibles de ser utilizadas después de ser transportadas, desmontables, temporarias), y la segunda, a través de la convertibilidad de las superficies o espacios utilizados (sin modificar la estructura portante de las construcciones) mediante el empleo de plataformas, redes de vías públicas y de alimentación, que sea transformable y que pueda desplazarse en la estructura de base y sobre ella: «la movilidad general exige métodos de construcción cambiantes, y en ello consiste la arquitectura móvil» (1968).

Podría asociarse a lo expuesto el concepto de adaptabilidad arquitectónica. Como la describe Franco en Hacia una arquitectura móvil (2010), se basa en

«…la capacidad de una edificación para acomodarse de forma pasiva o activa a diferentes tipos de requerimientos (…) y se compone de dos términos fundamentales: 1) Flexibilidad: definida como el potencial de una edificación de albergar diferentes usos o funciones; 2) Transformabilidad: entendida como la capacidad de cambio de forma para responder a cambios en el medio ambiente exterior e interior».

Interesa agregar el sentido de desplazamiento que atañe a lo móvil, según el diccionario de la Real Academia Española (2020): «1. adj. Que puede moverse o se mueve por sí mismo». Esta vinculación del concepto con lo trasladable, permite pensar en un tipo de hábitat nómada. García Cornejo (2019), en su trabajo Hábitats nómadas. Soluciones futuras del pasado. La «Caravane Fleur», menciona que los sistemas nómadas tradicionales estaban basados en ciertos principios comunes: temporalidad, autoconstrucción, utilización económica de recursos locales y ligereza. El autor desarrolla los «5 puntos de la Arquitectura Móvil»: transportabilidad, prefabricación, materialidad, flexibilidad de los espacios y mecanismos. Estos conceptos se presentan como categorías de análisis relevantes en este estudio sobre las espacialidades adecuadas para las bibliotecas populares.

REFLEXIONES PARA ESTE ARTÍCULO, PUNTAPIÉ DE NUEVOS SUPUESTOS PARA LA INVESTIGACIÓN EN CURSO

Las experiencias vivenciadas junto a los recorridos bibliográficos realizados, han incitado a pensar e imaginar como respuesta a la problemática, una Arquitectura propia de cada institución posible de ser autoconstruida, ampliable en módulos o etapas, con criterios de polivalencia, flexibilidad, adaptabilidad, movilidad; que sea desplazable y combinable. Un sistema de bibliotecas barriales en Paraná que al modo de los vagones de un tren puedan vincularse para realizar actividades conjuntas o funcionar independientemente. Más allá de las posibilidades espaciales que podría brindar, ¿qué otros sentidos posibilitaría construir en el intercambio cultural? Sobre la experiencia en Los Conquistadores, surge el interrogante sobre cuáles vínculos, qué tipos de lazos se hubieran tramado al viajar con la biblioteca a cuestas, con el propio hábitat, como el caracol. Quizás algo similar imaginaba Toyo Ito al proyectar el pao1 para la chica nómada de Tokio: un tipo de arquitectura doméstica móvil, desmontable y ligera. Esta última acotación no pretende inferir en la idea de bibliotecas populares al estilo de tiendas de campaña, sino que intenta recuperar las bases de la no estaticidad y la construcción de medios flexibles donde desarrollar funciones esenciales. A esto se suma la intención de que ese hábitat nómade colectivo, en la itinerancia pueda enlazar, tejer «en común», mixturar historias.

¿Podría pensarse entonces en un conjunto de dispositivos que amplíen los alcances de las bibliotecas más allá de sus sitios de origen? Una arquitectura tanto sedentaria como nómada, citando a Bauman (2004):

«Durante toda la etapa sólida de la era moderna, los hábitos nómades fueron mal considerados. La ciudadanía iba de la mano con el sedentarismo (…). En la etapa fluida de la modernidad, la mayoría sedentaria es gobernada por una elite nómade y extraterritorial».

Sí, como sostiene el autor, «estamos asistiendo a la venganza del nomadismo contra el principio de la territorialidad y el sedentarismo», entonces parecería acertado concluir que las bibliotecas populares que transforman colectiva y comunitariamente el territorio, podrían encontrar en lo móvil, un medio necesario para subsistir y resistir en esta modernidad líquida.

Referencias bibliográficas

Bauman, Zygmun. Modernidad líquida. 3.a reimp. en español. Argentina: FCE, 2004.

Belinche Marcelo, Rossana Viñas, Cristian Secul Giusti, Yemina López y Mariela Viñas. «SiembraLibros. Bibliotecas barriales para una educación inclusiva». Extensión En Red 9, 9 (2018). https://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/extensionenred/article/view/5395/4651

Castillo Atienza, María José. «Un análisis del papel actual de la Biblioteca Popular en Argentina como agente promotor de transformación social». Tesis de grado, UNLP– FaHCE, 2011. https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.642/te.642.pdf

Friedman, Yona. «La arquitectura móvil». Cuadernos Summa Nueva Visión: enciclopedia de la arquitectura de hoy 1 (Buenos Aires: 1968).

Franco Ricardo, Pablo Insuasty, César Cortés, Miguel Hincapié y Leonel Torres. Hacia una Arquitectura Móvil. Bogotá: Fundación Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, 2010.

García Cornejo, Pablo. «Hábitats nómadas. Soluciones futuras del pasado. La Caravane Fleur». Tesis de grado, UPM– E.T.S. Arquitectura, 2019. https://oa.upm.es/54183/1/TFG_Garcia_Cornejo_Pablo.pdf

RAE, 2020. https://dle.rae.es/m%C3%B3vil

Notas 

[1] Tesis de Grado de la carrera de Arquitectura y Urbanismo, dirigida por la Arq. Margarita Trlin y codirigida por la Arq. Alicia Falchini.

Referencia general

Fotos y videos tomados del registro realizado por el equipo de comunicación de la biblioteca popular Caminantes en la «Feria tramando historias, lecturas en comunidad».

Cómo citar

Godoy, Fiorella. «Bibliotecas populares para la construcción de sentidos. Arquitectura móvil como posibilitante». Polis, n° 20 (2022). https://www.fadu.unl.edu.ar/polis

 

Fiorella Godoy

Estudiante de Arquitectura y Urbanismo, FADU, UNL