Palabras claves

Docencia – Aprendizaje – Investigación

A partir de una investigación que se centra en la figura del estudiante–pasante en docencia en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral, logramos detectar ciertas diferencias, distancias y contradicciones entre las diversas miradas de la comunidad académica. Como resultado podemos decir que es, cuanto menos, una figura difusa. El propósito de este artículo es generar ciertas pautas para comenzar su construcción nocional.

En este ensayo nos proponemos caracterizar la figura del estudiante–pasante en docencia y reflexionar acerca de su rol, particularmente en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL. El interés surge de reconocer, en un primer acercamiento, a pesar de la participación del cuerpo estudiantil en estas actividades, ciertas distancias entre lo que dice la normativa y lo que se conoce, y lo que se espera de su desempeño. Además, hemos notado un vacío epistemológico alrededor de su configuración como sujeto universitario.[1]

Metodológicamente, la investigación se realizó en diferentes etapas: una revisión bibliográfica, encuestas a estudiantes y entrevistas a docentes de cátedras de las carreras de Licenciatura en Diseño Industrial (LDI) y Arquitectura y Urbanismo (AyU).

A medida que avanzó la investigación surgieron más interrogantes y dudas que certezas. En ese sentido, pretendemos compartir esta experiencia exploratoria con la idea de comenzar una problematización y construcción conjunta de esta figura, acorde a los planteos teóricos y las experiencias concretas en las aulas.

NOCIONES E INCÓGNITAS SOBRE LA FIGURA DEL PASANTE

Desarrollaremos las concepciones sobre el estudiante–pasante en docencia a partir de tres miradas: la institucional, la estudiantil y la docente.

LA MIRADA INSTITUCIONAL

El estudiante–pasante en docencia es una figura que está presente desde el inicio en nuestra carrera universitaria. Aún sin comprender exactamente qué implica su actividad, vemos que actúan entre docentes y estudiantes, acortando la distancia tanto en la relación dentro del aula como entre conceptos teóricos y prácticas propuestas.

La palabra pasante tiene múltiples acepciones que se ajustan a distintos contextos. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿quién es el pasante?

En una aproximación al tema, hallamos una serie de antecedentes. Realizada una primera búsqueda en revistas científicas —tales como revista ConCienciaSocial (UNC); publicación Praxis Educativa (UNLPam); publicación Reflexión Académica en Diseño & Comunicación (UP), entre otras—, nos encontramos con que, dependiendo de la institución, se utilizan diversas acepciones para referirse al trabajo ad honorem[2] de un estudiante dentro de una cátedra como su primer acercamiento a la docencia. Algunas de ellas son: asistente, ayudante, adscripto, concurrente, colaborador. Estas serán tomadas como sinónimos de pasante, aunque entendemos que existen variaciones mínimas en las incumbencias y las actividades que realiza. Así, llegamos a una serie de artículos donde se especifican las responsabilidades e incumbencias, la relación con el grupo de trabajo entre estudiantes y grupo docente y su rol dentro del aula. De ahora en adelante, para buscar una mayor claridad, utilizaremos la palabra «pasante» para referirnos a las distintas acepciones, y el acrónimo FADU, UNL para hablar de la institución en donde se enmarca la actividad.

En principio, revisamos lo que dice la ley nacional 26427 sobre la experiencia de la pasantía: «[es el] conjunto de actividades formativas que realicen los estudiantes en empresas y organismos (…) sustantivamente relacionado con la propuesta curricular de los estudios cursados en unidades educativas, que se reconoce como experiencia de alto valor pedagógico, sin carácter obligatorio». A su vez, el Régimen de Pasantías en la Docencia y la Investigación —CD 144/93, FADU, UNL— estipula que la pasantía es «una práctica pedagógica (…) bajo la supervisión directa y formativa de la cátedra en la que se ha solicitado realizar la pasantía y del área a la que pertenece la asignatura [donde su objetivo es la] formación de estudiantes y graduados en la docencia y la investigación».

LA MIRADA ESTUDIANTIL

Por otra parte, nos interesó explorar los conocimientos que circulan en los pasillos de la FADU, UNL. Para ello nos valimos tanto de encuestas a estudiantes, así como de investigaciones en otras facultades del país.

En cuanto al estudiantado hay cierta coincidencia de opiniones sobre la función del pasante; lo ven como aquella persona que facilita el acceso a la comprensión de las actividades propuestas por la cátedra. Por otra parte, en cuanto profundizamos sobre qué incumbencias, necesidades y motivaciones acarrea dicha actividad, las respuestas empiezan a verse menos claras y hasta contradictorias. Dichas contradicciones se muestran al cruzar nociones referidas a otras figuras que forman parte de la oferta de FADU, UNL para desempeñarse en distintos roles dentro de una cátedra, tales como: pasante alumno, tutor becario y ayudante alumno.

Para ejemplificar, mostramos algunos datos recopilados donde se planteó la pregunta que encabeza los siguientes gráficos:

A la izquierda visualizamos las respuestas de estudiantes con una experiencia previa como pasante, y a la derecha, la de estudiantes sin experiencia. Más allá de un necesario análisis cuantitativo entre los grupos, podemos apreciar que en ambos casos cerca de un 50 % respondieron no estar en posición de asegurar la existencia de una diferencia.

Luego, a partir de la pregunta: «Si crees que existe una diferencia, ¿en qué radica?», respondieron:

«El pasante está para aprender el rol de la docencia y el ayudante es el que está en mayor conexión con el alumno para salvar dudas».

«El ayudante alumno es más cercano a los alumnos puede o no haber aprobado la materia (sí cursado), el pasante ya tiene una experiencia más importante, y hasta puede estar un poco más abajo del JTP».

«El ayudante alumno es un estudiante con los conceptos básicos y aprobación de la materia misma, en cambio el pasante debería tener una parte de la carrera hecha y saber más sobre el tema».

«[Creo que la diferencia se encuentra,] en primer lugar, [en] la carga monetaria que uno recibe por dar el servicio [estando en el rol de un ayudante alumno], el cual siendo pasante no sucede. Esto da una responsabilidad mayor al ayudante alumno en el cumplimiento de horarios y actividades. En muchas cátedras la actividad del pasante no está regulada y no se especifica cuál es la labor en concreto al estar en la pasantía».

Finalmente, se les consultó a ambos grupos: «Como estudiante, ¿cuál fue tu experiencia general con pasantes en las diversas cátedras?». Por un lado, un gran número de respuestas destacan la labor del pasante en la relación estudiante–docente:

«Siempre intento sacarme las dudas con el docente, pero si así no lo puedo solucionar, recurro a un pasante, más que nada en busca de algún consejo para salir del aprieto y terminar de entender para poder avanzar. ¡Me han ayudado bastante!».

«[Mi experiencia con los pasantes fue] muy buena ya que los mismos me incentivaron en seguir ese camino, y me brindaron muchas herramientas que hoy sigo usando».

Aun así, otros mencionan sobre la poca participación y apoyo que supone en ocasiones esta figura:

«No todos los pasantes se han manejado de la misma forma, creo que hubo gente que no estaba a la altura (…) otros que se tomaban el “trabajo en serio” ya que estaban para tratar de solucionar dudas que teníamos a la hora de no poder comunicarnos con los profesores».

«En general, se ponen en una postura superior al alumno y no ayudan a progresar, sino que intentan demostrar lo más que saben» (sic).

«Confusa. Muchas veces son poco claros los roles y consideran que son docentes, corrigen y dan opiniones personales».

Podemos pensar que esta falta de claridad de la figura hace que el pasante ocupe un lugar donde, contrario a lo que se espera, dificulte la comprensión del estudiantado.

De esto inferimos que dentro del mismo cuerpo estudiantil surgen miradas contrapuestas, más allá de las reglamentaciones específicas de cada figura. Esto nos permite concluir que no hay claridad sobre qué es y qué hace un pasante.

LA MIRADA DOCENTE

Del intercambio realizado con uno de los docentes entrevistados se profundizó, a partir de su experiencia en la FADU, UNL, aún más en el conocimiento sobre las nociones acerca del rol:

Investigador: ¿Es usted quien selecciona a los pasantes?

Docente: Sí. Se acerca el interesado, a veces hacemos una invitación por las redes sociales, y los sumamos. En general son de las primeras camadas con quienes tenemos cierta intimidad, nos conocemos. (…) en el momento que me tuve que hacer responsable, que asumí la responsabilidad de la cátedra, y este nuevo rol, que para mí fue un cambio repentino (…)  no encontré material disponible sobre qué función tiene que cumplir un pasante, qué esperar.

Esta manifestación lleva a pensar que los docentes, en algunos casos, no presentan una planificación formal; si bien el reglamento establece la necesidad de un plan de trabajo, organizan la actividad del pasante de acuerdo a las necesidades que vayan surgiendo. A partir de lo aquí expuesto y de lo recabado en las entrevistas, se nota cierto desconocimiento sobre el tema, así como una poca difusión de la información de las reglamentaciones vigentes.

Entonces nos preguntamos, si existe un material que diferencia los roles del pasante alumno, el ayudante y el tutor, ¿por qué surgen estas confusiones? ¿Son consultadas las reglamentaciones? ¿Se encuentran disponibles fácilmente? Y no menos importante, la multiplicidad de concepciones, a veces contrapuestas, ¿reduce la iniciativa de participación de estudiantes en estos roles? Estos interrogantes podrían abrir nuevas investigaciones y profundizaciones.

REFLEXIONES SOBRE LAS DIFERENTES MIRADAS

En relación con estas miradas podemos decir que la figura del pasante es difusa ya que «no es ni un alumno ni un docente, tampoco un oyente, es una persona que transita entre los dos roles, por un lado, entre el que ya ocupó y por otro entre el que busca ocupar» (Franco en Olaizola 2018, 228), justamente esta situación particular en la que se encuentra el pasante —entre docente y estudiante— hace más atractivo su abordaje.

Estas experiencias suponen una práctica académica concebida, citando a Tobin  «como una instancia de aproximación que cada estudiante tiene con el espacio profesional dentro del ámbito académico, lo que posibilita que establezcan relaciones de mediaciones entre los conocimientos teóricos y la realidad de las prácticas» (Zamarbide y Tomasini 2020, 74). De este modo podemos notar la clara impronta que estas experiencias implican sobre el aprendizaje. Esta práctica, en el caso particular de la FADU, UNL, se centra en una primera experiencia en la docencia, ya que vemos que coloca al estudiante en lo que podríamos denominar como una especie de tutela bajo los ojos de la cátedra, donde el cuerpo docente espera que adquiera herramientas y modos de operar para desarrollar su actividad en un aula. Esto lleva a preguntarnos: ¿la experiencia en pasantía docente puede significar más que una primera aproximación a la docencia? Y ¿cómo se da esta adquisición de herramientas? Creemos que la primera supone profundizar en un sentido que aquí no abordaremos, pero podemos tratar de dar una respuesta a la segunda.

PASANTE EN DOCENCIA Y APRENDIZ DE ARTESANO. PARALELISMOS Y DIFERENCIAS

Más satisfactoria es la siguiente definición del taller: espacio productivo en el que las personas tratan las cuestiones de autoridad en relaciones cara a cara. (…) no sólo atañe a quién manda o a quién obedece en el trabajo, sino también a las habilidades como fuente de la legitimidad del mando o de la dignidad de la obediencia. En un taller, las habilidades del maestro pueden valerle el derecho a mandar, y aprender de ellas y asimilarlas puede dignificar la obediencia del aprendiz o del oficial.

Sennett, 2008

El concepto de taller planteado por Sennett nos permite pensar el concepto aula. De acuerdo con la RAE se entiende por aula a la «sala donde se dan las clases». Por otro lado, en las cátedras de la FADU, UNL se habla de taller para referirse a un «sistema de enseñanza y aprendizaje donde, a partir de un hacer productivo, un “aprender haciendo”, en una relación conjunta docente y alumnos están involucrados como sujetos activos» (Bertero 2009,27). Podemos decir entonces que el aula y el taller,[3] en la actualidad, suponen tanto un espacio como un método de trabajo, el cual podría asemejarse al concepto planteado por Sennett. Suponemos aquí un primer paralelismo entre el contexto de trabajo y desarrollo del aprendiz de artesano y del pasante en docencia.

Continuando con estos planteamientos proponemos comparar las actividades como pasante en la actualidad y las del aprendiz en la Edad Media, dado que en ambas hay un objetivo de aprendizaje a partir de ver y seguir al maestro. Esto permite revisar el modo de apropiación de los aprendizajes en el ejercicio del rol de pasante en docencia comparándolos con el exhaustivo desarrollo existente sobre el aprendiz de artesano.

El lugar del pasante en el taller «[es un] puente entre el principiante y el experto, el inicio y el fin; el contenido y el aprendizaje por parte del alumnado» (Tejada en Olaizola 2018, 228). Esto pone de manifiesto la diferencia o distancia entre los sujetos de la relación enseñanza–aprendizaje, entre los conocimientos de los docentes, los pasantes y los principiantes.

En este sentido, al tomar las palabras «principiante» y «experto» retomamos la figura del aprendiz que nos permite visualizar el lugar que ocupaba en el modelo productivo de los gremios medievales. Este iniciaba su formación, buscaba aprender el oficio de las artes manuales para poder ejercer como futuro experto en las distintas áreas: Arquitectura, Pintura, Escultura, entre otras. Mientras que «los estudiantes (…) necesitan, por una parte, ser orientados en un campo disciplinar que conocen poco o desconocen (…)  y así ser iniciados e iniciarse en un proceso por el cual llegarán a pertenecer a la comunidad científica, disciplinar» (Bertero 2015, 1).

En la relación maestro–aprendiz se da el caso de un «pasaje» del conocimiento del maestro, a quien se le reconocían capacidades y saberes incuestionables y contaba con la total potestad sobre la impartición de estos hacia los aprendices. Existía una creencia que estos últimos desconocían los modos de operar dentro de un gremio y por ende debían estar subordinados a su maestro. Planteado de esta manera, podríamos decir que dicha estructura de enseñanza denota posiciones de jerarquías.

Ahora bien, transponiendo a tiempos actuales, podríamos plantear un nuevo paralelismo entre el maestro y el docente ya que ambos imparten un saber. Los estudiantes, por otro lado, son considerados en este sentido como iniciados; mientras que el docente es quien posee herramientas con las cuales impartir conocimientos. A diferencia con lo que sucedía con los aprendices dentro de los gremios, las últimas corrientes de pensamiento le asignan al estudiante un bagaje de conocimientos previos que provienen de sus experiencias, tanto académicas anteriores como culturales, que han formado y otorgan personalidad y maneras de enfrentarse a los desafíos que suelen proponerse en las diversas asignaturas.

Ciertamente, esta comparación puede seguir desarrollándose, sin embargo, consideramos importante dejarlo planteado para comenzar su problematización y una construcción conjunta.

A MODO DE CIERRE. PARA SEGUIR PENSANDO

Como conclusión, nos interesa retomar y plantear algunos de los interrogantes que fueron surgiendo a lo largo del desarrollo de la investigación: por un lado, la multiplicidad de concepciones, a veces contrapuestas, ¿reduce la iniciativa de participación de estudiantes en estos roles? Por otro, ¿la experiencia en pasantía docente puede significar más que una primera aproximación a la docencia? Consideramos que esto puede dejarnos pautas para seguir pensando la construcción conjunta de esta figura que está presente en las diversas universidades y sin embargo es difusa.

Referencias bibliográficas

Bertero, Claudia. «Incorporación de los estudiantes a la comunidad disciplinar del Diseño». Apunte de Cátedra, Universidad del Litoral, 2015. https://12fd25c2-bb9e-02f2-e43e-619d621b1aa1.filesusr.com/ugd/611357_bb258f54c1c74e12aa27df4ec05bba02.pdf

Bertero, Claudia. La enseñanza de la Arquitectura. Entre lo dibujado y lo desdibujado. 1.a ed. Santa Fe: Ediciones UNL, 2009.

Sennett, Richard. El artesano. Zaragoza: Titivillus, 2008.

Tomasini, Valentina, y Alicia Zambride. «Consideraciones pedagógicas para la estrategia de intervención de trabajo social con grupos». ConCienciaSocial vol. 3, n.° especial 2 (2020): 74–90. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ConCienciaSocial/issue/view/2175.

Olaizola, Andrés. «El Programa de Asistentes Académicos de la Facultad de Diseño y Comunicación: espacio de formación pedagógica y profesional». Reflexión Académica en Diseño y Comunicación vol. 35 (2018): 226–232. https://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/archivos/691_libro.pdf.

Fuentes

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral, Resolución CD 144/93 – Régimen de Pasantías en la Docencia y la Investigación (Santa Fe, 1993).

Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación Argentina. Ley Nacional 26427 – Pasantía Educativa (Argentina, 2008). https://www.argentina.gob.ar/trabajo/contratacion/educativa#:~:text=El%20Sistema%20de%20Pasant%C3%ADas%20Educativas,y%20no%20tiene%20car%C3%A1cter%20laboral

Notas 

[1] Con la experiencia como fuente para abordar las problemáticas planteadas, con el objetivo de esclarecer la figura del estudiante–pasante en docencia y de profundizar en el conocimiento acerca de las actividades que desarrolla, es que presentamos este artículo. Este se inscribe dentro del proyecto de investigación CAI+D 2016 dirigido por la magíster arquitecta Claudia Bertero y ha sido realizado con la tutoría del arquitecto Lucas Bizzotto.

[2] Acorde con lo estipulado en el formulario de PASANTÍAS EN DOCENCIA de la UNL, «la pasantía no implica relación laboral alguna con la Universidad, siendo las actividades a desarrollar las correspondientes a las prácticas de formación en la actividad docente, por lo tanto, no genera derecho a reconocimiento de antigüedad, emolumentos o beneficios previsionales de ninguna especie».

[3] Cabe aclarar que utilizamos el concepto de taller como un sinónimo de aula articulado específicamente dentro de las carreras de diseño, no solo como referencia a las cátedras de talleres proyectuales.

Cómo citar

López, Sebastián Ezequiel. «La figura del Estudiante Pasante en Docencia. Construcciones desde distintas miradas en FADU UNL». Polis, n° 19 (2021). https://www.fadu.unl.edu.ar/polis

 

Sebastián Ezequiel López

Estudiante de Licenciatura en Diseño Industrial (FADU, UNL)