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LIMITACIONES PRESUPUESTARIAS, BAJO CONSUMO ENERGÉTICO, CRONOGRAMAS AJUSTADOS, EQUIPOS TRANSDISCIPLINARIOS: ÉSTOS SON ALGUNOS DE LOS DESAFÍOS QUE LA ARQUITECTURA ENFRENTA EN LA ACTUALIDAD. LA INCORPORACIÓN DE LA METODOLOGÍA DE TRABAJO BUILDING INFORMATION MODELING (BIM) SE PRESENTA COMO UNA ALTERNATIVA ADECUADA PARA LA ADMINISTRACIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL COMPLEJO CONTEXTO DE LA PRÁCTICA CONTEMPORÁNEA.

En los últimos años, gran parte del debate disciplinar de la arquitectura se ha concentrado en la pérdida de competencias que ha verificado la profesión. En términos generales, los motivos de esta retracción se asocian a su minimizada capacidad de solucionar problemas sociales o su fracaso en la innovación técnica. En este sentido, el artículo se concentra en la identificación de la necesidad de concretar una revisión profunda de la manera en cómo se procesa la información que se involucra en los procesos proyectuales. Al mismo tiempo se debería considerar la multiplicidad de factores que inciden directa e indirectamente sobre la actualidad de la arquitectura y que sacude fuertemente el tradicional aislamiento del proceso de diseño, exponiendo la fragilidad del intimismo reinante. Puesto en jaque también por el cuestionamiento del arquitecto como autor único, reconociendo el carácter transdisciplinario e integrador del proceso de diseño, que relativiza la inspiración como única y última solución, cuando puede no ser más que una respuesta.

El escenario descripto sugiere una profunda reflexión sobre las categorías establecidas que, desde el Renacimiento, han dividido a la arquitectura entre el acto intelectual del diseño y la manifestación material de la construcción. Atentos a esto no se debería dejar de lado que los arquitectos no son los encargados de construir los edificios que proyectan, sino que son los responsables de generar y transmitir a terceros la información necesaria para que sean construidos a través de convenciones gráficas, orales y textuales. El manejo de estos sistemas de comunicación frecuentemente difiere de los conocimientos convencionalmente asociados al ejercicio profesional y requiere de heterogéneas capacidades adecuadas al actual escenario de aplicación; por esto, la producción de información no debe ser concebida solo como estrategia de representación, sino como estructura que posibilite la relación constante entre las componentes involucradas, tanto sociales como tecnológicas. Debido a esto se deduce con claridad la necesidad de definir esta convergencia con un trabajo sistemáticamente clínico, mediante la relación entre intuición –como conocimiento tácito– y evidencia –como conocimiento explícito (Nonaka y Takeuchi, 1995).

En el desarrollo de la mayoría de los proyectos de arquitectura influyen diversos aspectos sociales y tecnológicos, donde su potencial incidencia es identificable, pero no sucede lo mismo con las consecuencias de las relaciones que provocan sus cruces, como lo sugiere Bruno Latour en su definición de la Actor-Network Theory (2005). En consecuencia, una necesaria visión del proyecto donde se integren tanto los atributos sociales como los tecnológicos propone reconsiderar los parámetros de diseño respecto de cómo son compartidos y administrados, evidenciando en la gestión del conocimiento una clave importante para transformar la ideación y la creatividad en manifestaciones construidas. Es en esta línea que se pone de manifiesto uno de los principales cuestionamientos disciplinares de la actualidad.

¿De qué manera comunicar adecuadamente a los constructores las decisiones –en la mayoría de los casos cargadas de intenciones– tomadas a lo largo del proceso de diseño?

Si se considera la naturaleza desafiante de la práctica global, la arquitectura está marcadamente impregnada de lo virtual, y sería incorrecto no prestar la debida atención a este escenario, como lo propone Antoine Picon en su cuestionamiento a los numerosos críticos que pretenden despreciar el impacto de las innovaciones en tecnología digital, solo ven la punta del iceberg (2005). Por lo tanto es prudente destacar que no sería propiedad exclusiva de las tecnologías las transformaciones experimentadas en la arquitectura, sino que debido a dinámicas alteraciones del entorno cultural, la arquitectura se enfrenta a nuevos desafíos que tienen como protagonista a la tecnología, transformándola en un instrumento de apoyo a los desarrollos proyectuales.

En la actualidad, la arquitectura debe dar cuenta de su responsabilidad social, validar cada una de las decisiones tomadas y evitar sobrevalorar convenciones. Asimismo debe responder por la utilización de recursos finitos y la relocalización de estructuras, administrar eficientemente los desechos, analizar el grado de alteración y los cambios operados sobre el entorno construido, por citar algunos insumos del proyecto que se han ido sumando a los existentes. En consecuencia, la crítica debe entender el vasto campo de aplicación y la profundidad de la disciplina.

Pensar que puede acotarse un espacio de análisis, de problematización y de articulación interna de la disciplina al margen de las corrientes de pensamiento contemporáneo es un puro engaño, un defensivo posicionamiento que autoexcluye a la arquitectura y a los arquitectos del universo de la cultura (Solá Morales 2003, 168).

Esta reflexión de Solá Morales contribuye en evidenciar que es necesario promover líneas de discusión que generen nuevas competencias disciplinares. Con esto no se intenta afirmar que algunas metodologías tradicionales son incorrectas, pero es importante comprender que es inadecuado diseñar como en el siglo XIX, proyectar y construir con herramientas del siglo XX para solucionar problemas del siglo XXI. Asumiendo que un proyecto de arquitectura como sistema es dinámico y complejo, por lo tanto es necesario manejar los cambios que se suceden sin afectar en gran medida su propuesta inicial, programación y presupuesto. Para poder dimensionar la complejidad inherente a los desarrollos proyectuales, se debe comprender que existe una marcada diferencia entre el diseño del producto –como proyecto o ideal– y el diseño del proceso –como construcción o real–. Mientras que el primero pondera al producto terminado por sobre los eventos que condujeron a su culminación, mientras que el segundo enfatiza los sucesivos pasos que condujeron al producto final. Al igual que el diseño del producto, el diseño del proceso se basa en conocimiento heurístico, y su resultado es de carácter singular para cada caso (Moreira 2012). La diferencia reside en que el resultado del primero es una secuencia de eventos, mientras que el segundo tiene una manifestación física y, en consecuencia, es más complejo validarlo y evaluarlo.

Building Information Modeling. Otra manera del pensar al desarrollar los proyectos

Building Information Modeling (BIM) es una metodología de trabajo colaborativa basada en estándares abiertos para el intercambio de información. Su principal propósito es la generación, administración y control de la información como instrumento productor de conocimiento que contribuye durante todo el proceso de desarrollo de los proyectos de arquitectura. A su vez, posee la capacidad de centralizar la información en una base de datos dinámica, en la que convergen las múltiples dimensiones relacionadas a la arquitectura, como se muestra en la imagen 1.

Gráfico del autor

BIM propone un desafío al paradigma tradicional que contiene las acciones vinculadas al desarrollo de proyectos, constituyéndose como el paso de un sistema lineal a un sistema complejo, de lo estático como son los croquis, esquemas, imágenes, renders, etc. a lo dinámico manifestado a través de modelos tridimensionales que contienen información relacionada, simulaciones digitales y la realidad virtual. Esta metodología propone un cambio que incide sobre la manera en que pensamos, cómo construimos nuestras decisiones y cómo comunicamos las intenciones de diseño. No obstante, el alcance de estas transformaciones excede una simplista representación visual, un software o una manera de hacer. La importancia de BIM está dada por un entendimiento profundo de la manera en que se toman las decisiones, de las estructuras del pensamiento crítico en los procesos creativos, como así también del volumen y la veracidad de la información que se procesa.

Esta sencilla declaración, a manera de manifiesto, busca alertar sobre lo mucho que se puede decir desde lo poco que se entiende; por ejemplo, la confusión de pensar que al aprender a usar un software es posible entender o implementar una metodología de trabajo. A manera ilustrativa, ingresando al enlace BIM incluido en los botones de navegación principal del sitio Plataforma Arquitectura, uno de los más visitados por profesionales y estudiantes en Latinoamérica, nos conduce a una librería de bloques –familias– de Revit¹. Allí queda en evidencia uno de los principales errores conceptuales que surgen desde el desconocimiento, al asumir que BIM (metodología) es igual a Revit (software).

Para darle un marco de contención más concreto al planteo sugerido, es importante poner el foco en el valor de la información. Este nuevo rol se debe a que, si bien los cruces de referencias propiciados por las metodologías BIM se apoyan en innovaciones en tecnología digital, estas –por más actuales o potentes que sean– no solucionan la incorrecta administración del conocimiento que deriva en la incorporación de datos erróneos al proceso proyectual. De hecho, lo que lamentablemente caracteriza al estado actual del conocimiento sobre BIM es que como negocio se ha concentrado en la enseñanza de software, haciendo creer a los cursantes que el conocimiento profundo de un software viabiliza el conocimiento de la metodología. Es allí donde radica uno de sus mayores riesgos.

¿Por qué debemos concentrarnos en el valor de la información y no en aprender un software?

Es importante entender que la valoración de los datos y de la información que el arquitecto va a incorporar al desarrollo de proyectos puede surgir desde lo personal, siendo solo una creencia. También puede generarse desde lo procedimental, cuando se hace algo sin saber por qué. No obstante, y quizás lo más relevante, sería poder validar la información a través de procesos transdisciplinares e integrados que permitan construir evidencia, y relacionar esos datos verificados con otros. De esa relación surgen nuevos conocimientos que contribuyen a construir escenarios más precisos, óptimos y eficientes. No se pretende afirmar que este procesamiento de datos en información y la información resultante en conocimiento pueden ser considerados un buen proyecto de arquitectura. Este artículo invita a reflexionar críticamente acerca de la idea de que la cultura visual tensiona la toma de decisiones en la arquitectura, y en algunos casos sin una indagación profunda del proceso que lo genera. La preferencia por imágenes por sobre información verificada en los concursos y presentaciones de obras pareciera confirmar esta interpretación.

Algunos se han sorprendido por las imágenes resultantes de los modelos BIM, por su capacidad de mostrar los proyectos con cierta transparencia, permitiendo ver más allá de una idea, como se muestra en la imagen 2.

Fuente: Autodesk Naviswork(TM)

Otros quizás encontraron en BIM una posible solución a la falta de optimización de los procesos constructivos. Finalmente, el resto solo siguió una tendencia que permitiría minimizar costos y maximizar ganancias que se fue desplegando paulatinamente en diferentes países, de los cuales Argentina no ha sido la excepción.

BIM es un tema sobre el que muchos hablan pero se sabe muy poco, quizás en un ejercicio de ignorancia consciente. Numerosos debates se han generado alrededor de lo que es, lo que podría llegar a ser o si es algo que ya fue. Luego de 15 años investigando sobre BIM, de haber recorrido el sector privado, el sector público y el mundo académico, puedo concluir que a muchos les interesa, pero a pocos le importa. Este escrito pretende poner en discusión la necesidad de impulsar una revisión profunda sobre el tema, ya que su presente así lo exige. En los últimos años el interés por BIM ha estado dado por la magnitud de su implementación, como se puede ver en la imagen 3, y también la presencia que tiene el tema en diferentes publicaciones y desarrollos concretos en sectores tanto públicos como privados; no obstante, la discusión se reduce al uso de uno o más software y el negocio de cursos de capacitación alrededor de esas aplicaciones. La arquitectura, así como muchas otras disciplinas, deben incorporar datos a la información tradicionalmente aceptada, y esos datos tienen un rol central en el ecosistema informático del presente. El procesamiento de esos datos en información y la transformación de esa información en conocimiento son el núcleo desde donde apreciar la importancia de la implementación de BIM en arquitectura.

Fuente: GeospatialWorld

Pensar sobre la arquitectura desde BIM es incorporar roles que, lejos de ser nuevos, han sido, son y serán una parte constitutiva de todo el desarrollo de proyectos. Por dificultad de integrarse, los diferentes actores que están involucrados en el proceso han permanecido como sectores aislados, lo que ha desencadenado en vigorosos manifiestos de reclamo por parte de la industria de la construcción². Los detractores de una práctica escindida y autónoma han puesto en discusión la fragmentación existente y la baja productividad de los procesos vinculados a la industria de la cual la arquitectura forma parte. Claramente se deben reconocer implementaciones sociales y tecnológicas que han producido transformaciones significativas, desde las primeras incorporaciones de procesadores de datos, el diseño asistido por computadoras (CAD) hasta la inteligencia artificial. Esta, en particular, abre perspectivas auspiciosas, ya que posibilita un trabajo mancomunado entre diseñador e instrumento, y que puede ser considerado, indudablemente, un ámbito de co-creación.

La verdadera magnitud de un proyecto concebido en BIM debe ser medida en el valor de la información con la que se va a disponer en el recorrido de todas las instancias de la vida útil de un edificio, desde el diseño conceptual inicial, la logística, estructuras, instalaciones, materiales, etc. como se muestra en la imagen 4. A su vez, renueva su importancia con la demolición de la obra, ya que incorpora los aprendizajes durante el proceso, generando nuevos conocimientos para proyectos futuros. Es así como se constituye el ADN de los proyectos de arquitectura.

Gráfico del autor

Nuevas perspectivas para la práctica contemporánea

Indudablemente, el valor que ha alcanzado la información no es una novedad, y en base a este reconocimiento la utilización de BIM, como metodología basada en la administración de información, se ha difundido y se ha especializado en diversas manifestaciones, como el Heritage Building Information Modeling, Building Description System y Building Product Model. Más aún, el debate internacional reciente, tanto académico como profesional lo ha naturalizado y ha avanzado sobre otras cuestiones, como Artificial Intelligence, Big Data, Computer Learning o Natural Design Processing. Estas innovaciones, tanto sociales como tecnológicas, inciden cada vez en mayor medida en el desarrollo de proyectos de arquitectura. BIM se ha constituido en un estándar en muchos países, incluso un requisito para las obras públicas en Inglaterra, Estados Unidos y Chile, entre otros. En Argentina se pretende su implementación desde 2025 a través de la iniciativa SIBIM del Ministerio de Infraestructura de la Nación³.

Este artículo es una invitación a descubrir nueva líneas de desarrollo que permitan incorporar inéditos conocimientos, de manera que los profesionales y estudiantes tengan la posibilidad de incorporar en sus prácticas los nuevos roles disciplinares que la sociedad le demanda (Moreira y Parera, 2014).

Notas

1- El software Revit de Autodesk es uno de los más utilizados en la aplicación de la metodología BIM. También otras compañías poseen aplicaciones similares, como el caso de Graphisoft, Trimble, Nemestech, Bentley, VICO entre otras.

2- Entre los reclamos más significativos, ver «New wiring. Construction and the Internet», The Economist 2000; Blough, Roger M. More Construction for the Money. Summary Report of the Construction Cost Effectiveness Project. The Business Roundtable, 1983.

3- Ver https://www.argentina.gob.ar/noticias/plan-de-implementacion-de-metodologia-bim-para-obra-publica

Referencias bibliográficas

Latour, Bruno. Reassembling the social: An introduction to Actor-Network Theory. Oxford: Oxford University Press, 2005.

Moreira, Alejandro Ariel. «Avances tecnológicos en la generación y administración de información. Antecedentes». Origen, n° 55 (2012): 59-66.

Moreira, Alejandro Ariel, y Cecilia Parera. «¡Liberen a los estudiantes de su disciplina! La formación de los arquitectos en la era 2.0». Actas XVIII Congreso de la Sociedad Iberoamericana de Gráfica Digital, 187-190, 2014.

Nonaka, Ikujiro, & Hirotaka Takeuchi. The knowledge-creating company. Oxford: Oxford University Press, 1995.

Picon, Antoine. «Arquitectura y virtualidad. Hacia una nueva condición material». Praxis 6: New technologies:// New architectures (2006): 11-15.

Solá-Morales, Ignasí. Diferencias. Topografía de la arquitectura contemporánea. Barcelona: Gustavo Gili, 2003.

Cómo citar:

Moreira, Alejandro Ariel. «Building Information Modeling en Arquitectura. El valor de la información en el desarrollo de proyectos». Polis, n° 16 (2019). https://www.fadu.unl.edu.ar/polis/

ALEJANDRO ARIEL MOREIRA
Arquitecto. Magíster en Arquitectura, mención en Teorías de la arquitectura contemporánea, FADU|UNL. Jefe de Trabajos Prácticos en Taller de Proyecto Arquitectónico V e Introducción a los Medios Digitales, FADU|UNL.