A 100 años del nacimiento de una de las figuras emblemáticas de la literatura universal, 2014 fue establecido en Argentina como el “Año Cortázar”. Entre las celebraciones y homenajes que se desarrollaron, el Correo Argentino convocó a estudiantes universitarios a realizar diseños que expresaran gráficamente sus ideas sobre la persona, vida y obra de Julio Cortázar en imágenes que pudieran ser reproducidas en estampillas, sobres, matasellos y volantes filatélicos. 

Lucía Piuzzi y María Gabriela Lubiano, estudiantes de la Licenciatura en Diseño de la Comunicación Visual de la FADU-UNL, se animaron a ilustrar el universo cortazariano y recibieron su recompensa: Lucía ganó uno de los cuatro primeros premios versionando al clásico “Rayuela” y su diseño ya es parte de las estampillas conmemorativas lanzadas a fines de octubre. María Gabriela, en tanto, recibió una mención especial por su retrato en collage del escritor argentino. 

Elegir el Diseño 
La Licenciatura en Diseño de la Comunicación Visual como elección académica tuvo, para ambas estudiantes, un origen en la infancia, período en que el arte y los lenguajes visuales estuvieron presentes. “Desde chica tuve una estrecha relación con las expresiones artísticas y los lenguajes visuales en todas sus formas”, explicó Lucía, por lo cual al momento de comenzar sus estudios universitarios “las primeras opciones fueron las carreras afines a las Bellas Artes y al Diseño. Finalmente, me decidí por el Diseño de la Comunicación Visual, ya que conjugaba varias cuestiones de mi interés”. 

María Gabriela comenzó a tener contacto con la carrera cuando estaba en la escuela primaria, a través de sus hermanas mayores. “Ellas estudiaban Arquitectura y fue ahí donde empecé a contactarme con la morfología por medio de las maquetas, los acrílicos, los cartones, el color, los planes dibujados a mano, incorporando la concepción de la impronta personal y el esfuerzo para terminar un trabajo. Todos los días, mientras hacían croquis con acuarelas y lápices acuarelables, yo estaba al lado explorando esos mundos. Posteriormente, en mi adolescencia, mis hermanas se integraron al Centro de Estudiantes y traían a casa pilas de planes de estudios de ambas carreras de la FADU, por lo cual conocí más profundamente la carrera de Diseño”. La estudiante también destacó los talleres de diseño que cursó en la escuela secundaria “Almirante G. Brown”, los cuales nutrieron aún más su preferencia por los lenguajes visuales. “Por todo esto, sumado a que siempre me había gustado dibujar y me atraía la sintaxis formal, comencé a estudiar la Licenciatura en Diseño”. 

Una opción, muchas experiencias 
Lucía y María Gabriela decidieron no limitarse a seguir paso a paso el trayecto establecido en el plan de estudios de la Licenciatura en Diseño de la Comunicación Visual.  Dinamismo e interés fueron las claves para que armaran su propio camino, incluyendo experiencias que fueron más allá del cursado de materias. 

“El recorrido de la carrera comenzó siendo lineal: pensaba, erróneamente, que en cuatro años hacía la carrera y listo”, reconoció María Gabriela. “En esa perspectiva, no consideraba otras cosas que también son importantes y mucho más enriquecedoras. A partir del segundo año la discontinuidad apareció y fue cuando me di cuenta de la importancia de los Talleres de Diseño y que no era ideal hacerlos a medias; lo mejor era dedicarse al Taller y a una o dos materias más, como las Historias y las Comunicaciones. Y también me di cuenta que para diseñar hay que engordar el ojo sin cesar, conocer la cultura, explorar todo el tiempo y experimentar mucho. Entonces me di cuenta que el camino no lo construye únicamente el plan de estudios, aunque parezca una fórmula mágica, sino que lo construye uno”, sostuvo. 

Lucía comenzó a cursar la carrera en el año 2008 y actualmente se encuentra realizando la tesina. “Los primeros años de estudio fueron más intensos y luego espacié las materias, ya que realicé un intercambio y además comencé a trabajar”, explicó. Para ella, fue significativo participar de las actividades extracurriculares ofrecidas por la Universidad: “Me parece importante complementar la carrera con muchas otras experiencias que enriquecen la formación. En mi caso, hice actividades extracurriculares y cotidianas. Realizar pasantías y actividades de extensión como el proyecto “Conectate con Alto Verde”, hacer un intercambio o trabajar fueron igual de importantes para mi formación que el recorrido propiamente académico”. 

El camino a Cortázar 
Participar del concurso fue un modo de revisitar un mundo literario que no les era ajeno. Cuando Lucía supo de la convocatoria, enseguida se interesó por la consigna formulada. “En mi caso, con una mamá profesora de lengua, desde chica estuve rodeada de libros y en especial de la obra de Cortázar. Por eso me pareció un desafío intentar reflejar en mi lenguaje visual lo que es para mí su obra”, consideró. 

María Gabriela recorrió otro camino de acercamiento al autor. “Hacía unos años había leído algunos de sus clásicos, como “Rayuela” y “Bestiario”. Pero fue en el último tiempo que tuve una conexión más estrecha: en el Taller de Tipografía 2, a cargo de Silvia González, hicimos un libro con carácter de Edición Especial por los 100 años de su nacimiento. Y esa experiencia me demandó la necesidad de aprender de la vida de Cortázar. Más allá de haber sido un trabajo agotador debido a su extensión, lo disfruté muchísimo, sobre todo por la libertad en la creación”, sostuvo. 

La síntesis de un escritor 
¿Cómo condensar en una estampilla un universo literario extremado entre el realismo y la fantasía y una vida de múltiples pasiones? María Gabriela apuntó al Cortázar retratado y políticamente comprometido, sin dejar de vincularlo con aquellos personajes que habitaron su obra: “Consideré que no podía faltar su mirada, su pipa, su retrato en momentos de cronopio. Cortázar fue un cronopio híbrido, alejado de los famas, alejado de la monotonía y mediocridad que impone el capitalismo. Me inspiré en las fotografías donde aparece con su pipa y su mirada penetrante y elegí, sobre todo, al Cortázar de la década del ’60 - el cual contrasta con el primer Cortázar de barba afeitada, pelo corto y traje -, considerando también su estrecha relación con la Revolución Cubana, simbolizada en el color rojo oscuro del fondo”, expresó. 

Lucía, en tanto, intentó reflejar en su diseño aquello que le representaba la obra literaria. “Es difícil de explicar habiendo tantos estudiosos de Cortázar, pero fue más una visión personal. Creo que sus escritos son un disfrute, un juego sin reglas fijas que deja de lado la supuesta solemnidad, muchas veces excluyente, que implica leer a los grandes de la literatura. Lo que me interesó mostrar fue que con lo cotidiano, sus personajes, sus incógnitas, uno puede identificarse y reescribir la historia a su modo, con su letra; es decir, reflejar esta invitación a participar, que es para mí el sello de Cortázar. Por eso planteé el aniversario de los 100 años de su nacimiento como el festejo de sus primeros 100 años hacia la eternidad: sus libros, su obra, sus ideas, son infinitas, al igual que sus futuros lectores y sus experiencias al leerlo”, concluyó.

Lucía Valentina Piuzzi. Primer premio Concurso "Cortázar con sello propio"
Lucía Valentina Piuzzi. Primer premio Concurso "Cortázar con sello propio"


María Gabriela Lubiano. Mención Concurso "Cortázar con sello propio"
María Gabriela Lubiano. Mención Concurso "Cortázar con sello propio"