A comienzos de agosto se realizó el encuentro “Preguntas originales y la construcción colectiva de marcos interpretativos para la enseñanza”, a cargo de la Mag. Verónica Perosi (UBA). La actividad correspondió al segundo encuentro del Tramo Estructurado III del Programa de Formación Docente de la UNL, denominado “Educación superior y Tecnologías: Puertas de acceso a la Virtualidad”, organizado desde la Secretaría de Planeamiento Institucional y Académico. 

El encuentro abordó temas tales como el desafío de la experimentalidad, la construcción colectiva de marcos interpretativos y el rediseño de las prácticas. En una charla posterior, Verónia Perosi contó que “trabajamos con la modalidad de taller ideas centrales de manera recursiva, una de ellas es la mirada respecto del oficio docente: podemos pensar un oficio docente que no genere transformaciones, o que al generarlas no provoque reinterpretaciones respecto de lo que hace”.

“Tradicionalmente eso se entendía entre la relación entre la docencia y la investigación. Volví sobre esta idea de repreguntarnos acerca de la realidad, problematizarla, intentar desnaturalizar aquello que parece como dado, hacernos preguntas, crear propuestas para la transformación y el cambio de la realidad, pero también generar nuevos marcos interpretativos que hablen de esas prácticas, porque muchas veces como docentes hacemos cambios, disrupciones o alteraciones en lo que hacemos pero nunca nos damos tiempo para pensar acerca de lo que hicimos”, explicó. 

Por ello, la especialista en educación destacó la importancia de “revisitar no solo desde el punto de vista de las preguntas que nos hacemos, sino también respecto de las formas que nosotros teorizamos sobre aquello que hacemos. Hay una invitación muy fuerte a crear práctica didáctica y contenido didáctico original. Para ello trabajamos con tramas pedagógicas muy tradicionales de grandes pedagogos contemporáneos como Philip Jackson y Edith Litwin, una persona cercana que ha dejado su huella en la universidad, también con el aporte de Paulo Freire. Son pedagogías que hoy, incluso desde sus constructos, nos permiten volver a pensar en el oficio docente en términos actuales”.

 

Realidades que cambian

Consultada sobre los cambios planteados para el oficio docente, Verónica Perosi señaló que “las realidades cambian todo el tiempo. Quizás éste es el primer acercamiento que debemos tener a la idea de la transformación o del cambio. Muchas veces el sistema educativo era pensado como quieto: todos los años repetíamos lo mismo, la planificación de un año se podía repetir al otro, los grupos variaban levemente. Y en realidad, cuando nosotros entramos a la escena de clase, nos damos cuenta que los grupos cambian permanentemente, así como las realidades de los estudiantes y el conocimiento”. 

“Hay algo que tiene que ver con la enseñanza de aceptar que el movimiento forma parte de la escena didáctica, y no es al revés. A partir ahí, en ese reconocimiento de los objetos culturales que son nuestros estudiantes, de los marcos epistemológicos en los que se desarrollan el campo del conocimiento y de la persona que soy como docente, debo aceptarme en un oficio docente como creador y generar prácticas de nuevo tipo que respondan a esas situaciones y realidades. Las aulas son cambiantes, son movimiento, son invitación a que nos movamos, a que las pensemos distinto, con otros y que comprendamos que parte de esa complejidad es la fortaleza y la riqueza”, definió la docente.

 

Construcciones colectivas

Interpelada sobre el significado de la construcción colectiva de marcos interpretativos, Verónica Perosi reflexionó: “hay mitos que se tejieron en torno a la docencia, uno era que los docentes trabajábamos en prácticas individuales y en soledad. En su libro La escuela que queremos, Michael Fullan reconstruye uno de los mitos que han significado el oficio docente en lo individual, que es yo me encierro y hago lo que quiero en el aula. Eso trae aparejado que no me ponga en comunicación con el otro, o lo que hago si está bueno no es valorado, y si no está tan bueno tampoco es revisitado, criticado o mejorado. Eso generaba, asociada a la práctica de la individualidad, algunas otras cuestiones que tienen que ver con desvalorizar cuando un docente es muy bueno, en muchos casos ignorarlo o, frente a la incompetencia, ser indiferente”. 

“Hoy pensar en lo colectivo tiene que ver con pensar en términos de lo colegiado. ¿Podemos pensar prácticas docentes en donde encerremos el aula? El aula misma está en cuestión. Los colectivos son esos docentes con sus grupos de estudiantes, pero también es ese docente con sus colegas, con un grupo de investigación. ¿Podemos pensar un aula ajena a todo eso? Pensar construcciones colectivas tiene que ver con hacer preguntas que den cuenta no sólo de la individualidad sino también de la cultura, de la época, de las preocupacione que tenemos con otro, que posiblemente terminan siendo mucho más poderosas que el trabajo en solitario y a puertas cerradas, que muchas veces es una marca de prácticas tradicionales y prácticas clásicas en el marco de la didáctica”, añadió.

-¿Hay resistencias a los cambios entre los docentes?

-Es una preocupación y mi respuesta siempre es la misma: no. Los docentes somos resistentes muchas veces cuando nos sentimos inseguros frente a lo que no terminamos de comprender del todo bien. O sea, ¿para qué vas a realizar un cambio si no terminás de entender el sentido de ese cambio o por qué vas a cambiar esa clase que dabas siempre y que te salía bien por algo que no conocés? Entonces no es que seamos resistentes, pero sí hay un montón de alertas y vigilancias. En alguna época se hablaba de vigilancia epistemológica, en el caso de los docentes culturales, psicológica, didáctica. Eso nos pone en un estado de alerta, y no es malo porque eso es lo que nos permite hacernos preguntas por el sentido de aquello que estamos haciendo. 

“Más que trabajar en la idea de resistencia me gustaría pensar en términos de las preguntas que nos tenemos que hacer. No está mal hacernos preguntas. El tema es que las preguntas reflejen realmente lo que nos permite llegar al corazón, lo que permite ver por qué eso puede ser un foco de preocupación en el ejercicio”, agregó.

 

Sobre Verónica Perosi

Es Licenciada en Ciencias de la Educación, Especialista y Magister en Didáctica de la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como maestra, Jefa de trabajos regular y Profesora Adjunta interina del Área de Tecnología Educativa de Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Es Tecnóloga Educativa de la Maestría y Carrera de Especialización en Tecnología Educativa de la Universidad de Buenos Aires. También es Investigadora del proyecto de investigación “Prácticas de la enseñanza re-diseñadas en escenarios de alta disposición tecnológica, compresión de tiempo y espacio y cambio institucional”, subsidio UBACYT 2016-2019, Universidad de Buenos Aires.

-¿Qué te motiva a explorar estas temáticas?

-Me encanta la docencia desde siempre, para mi es una forma de vivir, de ser. He tenido maravillosas oportunidades para formarme con grandes maestras como Edtih Ltiwin, Gloria Bonder, María Teresa Sirvent y Mariana Maggio. Formo parte de colectivos muy poderosos: con el equipo de cátedra e investigación del Movimiento TecnoEdu generamos un escenario donde nosotras creamos, reinventamos, problematizamos, intentamos no quedarnos cómodas y reflexionamos respecto de lo que hacemos, buscando construir conocimiento original. Me motivan un montón de cosas: el colectivo, las grandes inspiraciones que tuve, mis hijos y el encuentro que involucra la docencia porque nos da muchas oportunidades de conectarnos con los otros, mejorar la humanidad en todos los sentidos y transformar la vida de alguien para que sea mejor.